Verónica - Veronica persica

   Cerca de los pueblos y otros lugares habitados de la zona rural asturiana es frecuente contemplar esta pequeña flor de color azul cielo, que además nos llama la atención por su especial belleza, cubriendo, en ocasiones, los prados a modo de alfombra, ….. es la Verónica.

   Suele crecer en bordes de caminos, cultivos, jardines y en zonas ricas en nutrientes, donde es considerada como una mala hierba en los lugares de cultivos, desde las tierras bajas hasta los 1200 m. de altitud.

   Es una planta peluda con numerosos tallos tumbados y enraizantes, finalmente enderezados. Las hojas tienen un peciolo corto y se disponen opuestas, con un contorno redondeado-acorazonado y los márgenes dentados.

   Las flores, con cuatro grandes pétalos redondeados de color azul cielo oscuro, tienen venas oscuras y una base blanca en el centro, de donde sobresalen dos llamativos estambres. Salen solitarias con un pedúnculo bastante largo y delgado, que brota de las axilas de las hojas. Curiosamente florece durante todo el año.

   Posiblemente tenga un origen euroasiático, nativa del Cáucaso, y desde allí se haya extendido por el resto de los continentes de formas diversas, de ahí el nombre específico o epíteto “pérsica”. 

   El género Veronica comprende cerca de 500 especies por lo que en ocasiones no es fácil conseguir una identificación precisa de la planta. Con ellas no vale la mera observación de la flor, es preciso tener en cuenta la planta completa. En Asturias suele confundirse con la Veronica Chamaedrys, casí igual, la principal diferencia identificativa radica que en ésta las flores surgen de racimos terminales mientras que en la Veronica Persica salen de las axilas de las hojas. A veces los pequeños detalles son imprescindibles para clasificar o diferenciar plantas de la misma especie.