Esta margarita mayor era muy frecuente y propia de zonas secas y roquedos, e incluso abandonadas, pero en la actualidad se ha instalado en praderías donde llega a ocupar grandes superficies, bordeando caminos y claros de bosque, debido entre otras cosas a su habitual uso como planta ornamental o cultivada.
Muy conocida por su especial figura con tallos que casi alcanzan el metro de altura, simples, firmes, rectos y con pelos. Presenta hojas alternas cuyos márgenes son serrados o con dientes redondeados.
Las flores presentan una estructura propia de las plantas compuestas o asteráceas, formando una inflorescencia conocida como capítulo floral donde encontramos una gran cantidad de minúsculas flores.
Las internas son hermafroditas y de color amarillo, y en el contorno tienen unas flores liguladas que simulan pétalos de color blanco. Aún permanece la costumbre de arrancar las lígulas blancas para saber “si me quiere o no me quiere”.
Es una planta muy conocida en casi toda Europa, tanto cerca de la costa como en la alta montaña, y apreciada para crear ramos de flores silvestres. Florece desde mayo-junio hasta septiembre.
Toda la planta posee propiedades terapéuticas. De manera especial las flores han sido utilizadas por la medicina tradicional como recurso para aplacar casos de asma, tos fuerte y catarros.
Externamente para curar heridas, úlceras, golpes y para aliviar la conjuntivitis. Se recogen las primeras flores en mayo-junio y se conservan en un lugar seco para su posterior utilización.
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