Cuernecillo, zapatinos – Lotus corniculatus

   En muchos prados y pastos, taludes y bordes de caminos, y en algunas grietas de rocas calizas, desde el nivel del mar hasta las altas montañas, podemos localizar esta conocida planta que posee unas pequeñas flores amarillas muy peculiares, por este motivo posee una amplia variedad de nombres populares: flor de gallina, zapatinos de la Virgen, corona de rey, cuernecillo, loto de los prados, …….. 

   En general es una planta de poco porte y rastrera, con tallos procedentes de un rizoma duro, que suelen crecer tumbados y un tanto levantados en un extremo. Su tamaño es variable aunque no suele sobrepasar los 40 cm. de longitud.

   Sus hojas están divididas en cinco foliolos, tres en la parte superior más otros dos separados de los anteriores y situados en la base o punto de unión con el tallo. Las flores forman grupos de 3 a 6 cabezuelas al final de un largo pedúnculo que sobresale de las hojas, son de color amarillo vivo aunque adquieren diferentes tonalidades, a veces con coloración anaranjada o rojiza. Florece desde marzo-abril hasta septiembre.

   Prefiere lugares secos, nitrificados y soleados, aunque se adapta a condiciones ambientales muy diversas pues tolera el frío y el calor, y no son exigentes en el tipo de suelo. Adquiere diversas formas y tamaños dependiendo de la zona y sobre todo de la altitud, con varias subespecies tipificadas.

   El lotus corniculatus tiene un alto valor nutritivo para el ganado y un elevado contenido en taninos, crece espontáneamente en casi toda la Península Ibérica, pero su uso como cultivo no es frecuente pues al principio su desarrollo y crecimiento es lento.

   Entre las prácticas populares y tradicionales existe una receta con las flores secas del cuernecillo. Si preparamos una infusión, echando una cucharada de flores en una taza de agua hirviendo, dos o tres veces al día, nos puede servir de ayuda para los problemas de sueño.