En otra época era utilizada para tratar y cicatrizar heridas infectadas, para atajar diarreas e inflamaciones de vejiga y para casos de neuralgias y migrañas. La raíz fue también usada como ingrediente para provocar vómitos. Durante la Edad Media se plantaba cerca de iglesias y monasterios, incluso se pensaba que alejaba a los malos espíritus.
La betónica también se emplea para tratar los trastornos digestivos de los animales. Se recolecta la planta completa en flor, incluyendo su roseta basal, para secarlo todo a la sombra. Su nombre específico “officinalis” está justificado por estas viejas propiedades. Es una planta medicinal muy antigua, aunque en la actualidad ha caído en desuso y sus virtudes terapéuticas son poco reconocidas.
Estamos ante una planta herbácea perenne de tallos erguidos cuadrangulares que suelen alcanzar los 60-70 cm de altura. Las hojas forman una roseta en la base y son ovaladas-lanceoladas. A lo largo del tallo no aparecen muchas hojas.
Las flores forman inflorescencias al final del tallo en forma de espigas compactas y densas de color violeta o púrpura, especialmente atractivas. La corola está formada por un tubo que al final se abre en dos labios diferentes.
Suele florecer entre mayo-junio hasta octubre, y es frecuente en toda la región asturiana. La podemos encontrar en praderías, pastizales, claros de bosques caducifolios, bordes de caminos, …… desde las zonas marítimas hasta la alta montaña.
Se ve que es muy del gusto de mariposas y abejorros
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