Al igual que otras plantas de la familia de las “campánulas” en algunos lugares es apreciada y empleada en jardinería por sus vistosas y llamativas flores, siendo disfrutada como ornamental, apropiada para jardines silvestres.
Tienen un vigoroso rizoma de donde salen una serie de tallos derechos, de color rojizo, pelosos con un vello enmarañado y lanudo, simples o escasamente ramificados, y que alcanzan una altura de unos 40 a 50 cm.
Crece en herbazales, brezales, bordes de caminos, pastos o prados de montaña, bosques luminosos, orillas de riachuelos, ……. desde el nivel del mar hasta las altas montañas. Bastante frecuente en toda la región asturiana.
El colorante que produce el seductor color azul violáceo de las campánulas es muy sensible a los ácidos. Si colocamos un racimo sobre un hormiguero o con una simple gota de vinagre, las flores cambian al color rojo con rapidez.
Cuentan con hojas simples de forma ovalada a lanceolada, las inferiores con peciolo pero las superiores están directamente unidas y abrazando al tallo. Las flores aparecen agrupadas formando densas inflorescencias en el tallo terminal, envueltas por unas falsas hojas pelosas, en raras ocasiones con flores blancas.
El cáliz se compone de cinco sépalos unidos formando una especie de tubo, de donde sale la corola de un vistoso violeta azul oscuro, con cierta forma de embudo, un poco acampanada y abierta en cinco lóbulos que acaban en forma de punta.
La corola también tiene pelos en su interior del cual sale un llamativo estilo de color blanco con tres estigmas. La campanula glomerata suele florecer entre junio y septiembre.
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