En ocasiones, dentro de nuestra región transitamos por algunas zonas consideradas como ruderales, donde las plantas crecen de forma desordenada, aquí se mezclan formas y colores, es uno de los lugares preferidos de esta Diplotaxis muralis.
Crece en todo tipo de suelos aunque es más frecuente en lugares soleados de bordes de caminos, terrenos alterados sin cultivar, lugares nitrogenados y arenosos, junto a otras plantas cultivadas por lo que entonces son consideradas como malas hierbas pues estorban y compiten con ellas.
Posee una raíz pivotante o axonomorfa que crece verticalmente hacia abajo, de donde brota el tallo, más o menos recto, carente de hojas las cuales están agrupadas en la base sin formar una auténtica roseta, con forma elíptica-ovalada y bordes dentados.
En la parte alta de los tallos sobresalen vistosas inflorescencias en forma de racimos terminales, con flores de color amarillo brillante, a veces púrpura pálido o blanco, que poseen cuatro pétalos en forma de cruz y provistas de largos estambres, característico de la familia de las Crucíferas. Florece desde abril-mayo hasta septiembre-octubre.
Los frutos son pequeñas vainas rectas y alargadas con pico cónico al final, donde se encuentran diminutas semillas redondeadas. Se reproduce con facilidad pues puede autopolinizarse o intercambiar el polen entre flores distintas, aprovechándose de algunos insectos como abejas, abejorros, mariposas y sobre todo dípteros-moscas.
Pertenece a la misma familia que la mostaza silvestre – sinapsis arvensis, y también era muy aprovechada como comida para los animales domésticos como conejos, gallinas, ovejas, ………. En la península ibérica abunda en la franja mediterránea pero en Asturias no es especialmente frecuente en todos los municipios.
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