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sábado, 2 de agosto de 2025

Hierba caracolera, Yerba de los muros - Parietaria judaica

 

   Suele pasar desapercibida aunque sea una planta muy común en toda la región asturiana, pertenece a la familia de las urticáceas y abunda en la mayoría de las aldeas, incluso se atreve en zonas urbanas. Afortunadamente las parietarias no son urticantes ni ofensivas como las ortigas.



   Ciertamente es una nitrófila que encuentra su lugar óptimo en medios ricos en nitratos, habitualmente ligados a la actividad humana o animal. Es fácil localizarla en la base de los muros, especialmente viejos, y entre sus piedras. Es pubescente, posee pelos en sus tallos.



   También es conocida por ser una importante fuente de alergias, se sabe que el polen de estas plantas causa alergias graves a personas sensibles o asmáticas. Por unos u otros motivos, es una planta poco agraciada y no suele estar bien considerada, su presencia denota lugares poco cuidados.



   Conocida como yerba de los muros o hierba caracolera, entre otros populares nombres, se trata de una planta que forma matas con muchos tallos rojizos, muy ramificados y extendidos, llegando hasta los 40-50 cm de altura.


   Sus hojas se disponen alternamente y son ovaladas, pecioladas y terminadas en punta larga. De color verde brillante por el haz y mate en el envés, con nervios curvos y hundidos.


   Las flores se reúnen en grupos apretados, fascículos o manojos en las axilas de las hojas, hay flores masculinas, hermafroditas y femeninas. Son simples y poco vistosas. Florecen desde marzo-abril hasta septiembre-octubre. El fruto es ovoide y negruzco, con una sola semilla.



   Su nombre científico, y muchos otros nombres populares, hacen referencia al hábitat de esta planta: muros, paredes, fisuras de rocas, etc. También es común en márgenes de caminos, zonas de escombros y ruinas, o como una mala hierba de jardines y huertos. En cualquier caso, siempre aparece cerca de zonas habitadas.



sábado, 28 de junio de 2025

Tembladeras, pendientes, lágrimas - Briza máxima

 

   Posiblemente sea una de las Gramíneas más fáciles de identificar, las plantas llaman la atención por sus espiguillas colgantes y temblorosas que se mueven con facilidad cuando se tocan o por la mínima acción del viento,  recuerdan vagamente a pequeños insectos.



   En la región asturiana la podemos encontrar en diversos hábitats, abarcando bordes de caminos, campos de cultivo, bosques y matorrales, lugares alterados, preferentemente en lugares abiertos, desde lugares de costa hasta zonas de media montaña.


   Posee tallos derechos que pueden alcanzar desde 20-30 cm a 60-70 cm, con raíz muy fibrosa. Aunque las plantas suelen crecer juntas, a menudo prosperan solitarias. Hojas envainantes, largas y lanceoladas que envuelven al tallo.



   De la inflorescencia tipo panícula, largamente pedunculada, salen ramas solitarias o duplicadas con una o dos espiguillas o espículas escariosas, rechonchas, acorazonadas, grandes, que cuelgan de unos pedúnculos delgados. 



   Las espículas o espiguillas son muy llamativas y presentan un color verde pálido o púrpura, y tienen una estructura membranosa. Florecen desde marzo-abril hasta junio-julio.



   Es una planta que podemos localizar en jardines silvestres y terrazas, utilizada como ornamental. También se usa como flor cortada y seca para adornar.


   En Asturias también encontramos y en muchas ocasiones la podemos confundir con otras dos especies muy parecidas a ella, la Briza media y la Briza minor. Las únicas diferencias están en el tamaño y número de espiguillas, más cantidad y menor tamaño en estas ultimas.