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viernes, 14 de marzo de 2025

Carduus asturicus / Carduus carpetanus

 

   Ciertamente en la región asturiana podemos encontrar una extensa y diversa variedad de cardos, en ocasiones resulta complicado diferenciarlos. La mayoría de organismos tienen sus propios nombres comunes en distintos idiomas y diferentes lugares, por lo que resulta necesario tener una referencia, en este caso un único ´nombre científico`.



   Pero como dice un viejo refrán ´Los nombres comunes cambian de un lugar a otro, y los nombres científicos cambian de vez en cuando`. Este es el caso de este cardo conocido como ´carduus carpetanus` ahora ´carduus asturicus`.


   Es una planta herbácea perenne que posee tallos erectos y ramificados en la parte superior, ampliamente alados, con numerosas espinas amarillentas y con hojas hasta el final, blanquecina-tomentosa unas veces más y otras menos, puede superar los 150 cm de altura.



   Hojas con 6 a 8 pares de lóbulos espinosos, con llamativas espinas y numerosos pelillos blancos. Parecen lanosas por el haz y algodonosas por el envés.


   Las flores forman vistosas inflorescencias en capítulos solitarios o en grupos, con flores rosadas-purpúreas, campanuladas, agrupadas en densos corimbos sobre pedúnculos densamente blanquecinos. Con muchas brácteas coriáceas que se vuelven amarronadas cuando se secan.


   Florecen entre junio-julio y agosto-septiembre. Los frutos son semillas más o menos elípticas con vilanos.


   Se puede encontrar en cualquier parte de la región asturiana, pero suelen forman agrupaciones en zonas de montaña, a partir de los 400 m. Se pueden contemplar en praderas, bordes de caminos, suelos pedregosos, removidos y reposaderos de ganado.


   Está considerada como planta endémica de la zona noroccidental de la península ibérica, en Asturias crece en los territorios montanos del interior, incluso en la alta montaña.



sábado, 15 de febrero de 2025

Oruga de mar, rábano marítimo, ruca de mar - Cakile marítima

 

   Las dunas litorales son depósitos de arena de origen marino modelados por la acción del viento, se extienden a lo largo de la línea de costa formando valiosos ecosistemas que alojan una interesante biodiversidad, conformando un escenario de gran valor ecológico. Asomarse a las dunas de la costa asturiana en abril-mayo nos permite disfrutar de un sorprendente espectáculo floral.



   En la parte alta de las playas o arribazones marinos quedan depositados diversos materiales acumulados por las mareas vivas y temporales. Curiosamente en esta parte de la playa se forman lugares nitrogenados, ricos en materia orgánica, aquí ya podemos encontrar algunas plantas de ´oruga de mar`.


   A continuación entramos en las dunas primarias o embrionarias, donde se aprecia la acción del viento, son dunas inestables, móviles y en constante proceso de formación, pues aquí también localizamos numerosas comunidades de ´cakile marítima`, una de esas plantas que soporta bien la salinidad tanto ambiental como la del suelo por lo que suele crecer muy cerca de la orilla del mar.


   Puede alcanzar el medio metro de altura, con tallos que poseen ramas derechas y hojas carnosas, pecioladas y lobuladas, de aspecto muy dividido, con senos poco profundos. Las superiores menos fraccionadas.


   Sus flores blancas, rosáceas o lilas, con cuatro pétalos, se disponen en racimos. Poseen cuatro sépalos erectos y estrechos. Muestran cuatro estambres. Atesoran una floración muy abundante, podemos encontrarlas con flores durante casi todo el año, especialmente en los meses de primavera.



   Los frutos son alargados y gruesos, divididos en dos partes, y recuerdan una punta de flecha. Las semillas son muy ligeras para que pueden flotar en el agua del mar y ser transportadas largas distancias.


   Las hojas, tallos y flores son ricos en vitamina C, por lo que las plantas se pueden comer crudas o cocidas, pero tienen un sabor bastante amargo. Muy conocida y apreciada por los marineros de la antigüedad, resultaba muy útil y terapéutica para combatir el escorbuto. 


   En la actualidad no se emplean medicinalmente aunque fueron muy utilizadas en épocas de hambruna; las raíces, secas y pulverizadas, mezcladas con cereales, se usaban en la elaboración de pan.