Después de superar las foces del Desfiladero de las Xanas, una vez atravesado el segundo túnel y cruzar el pequeño puente de madera que franquea el río Viescas o de las Xanas, tropecé con una extensa colonia de plantas que poseen un inconfundible olor a ajo.
Suelen crecer en bosques frondosos donde habitan hayas, robles, alisos y otros caducifolios. En lugares húmedos y sombríos, cerca de riachuelos, pero con una buena temperatura, no soportan el calor excesivo, por este motivo eligen zonas boscosas donde se origina un microclima propio.
Es una planta bulbosa de donde salen las brillantes hojas basales, largas, grandes, elípticas-lanceoladas, y con peciolo. Posee un tallo, de sección semicircular o triangular, sin hojas y de escasa consistencia, que alcanza los 30 – 40 cm de altura con una inflorescencia en la parte superior.
Las flores son de color blanco y se agrupan entre 8 a 20 formando una umbela en forma de sombrilla, y son hermafroditas. El ovario redondeado se convierte en una cápsula de tres celdillas, que contienen las semillas. Florece desde marzo-abril hasta junio.
Se puede cultivar con facilidad en lugares sombríos de jardines, ….. o en otro sitio, sembrando directamente en la tierra semillas o utilizando los bulbillos que se generan en la planta.
Este ajo de oso tiene las mismas propiedades medicinales que el conocido ajo cultivado de huerta, allium sativum, muy considerado por la medicina popular y tradicional, aunque con un aroma menos penetrante y unos efectos más leves.
Se recogen las hojas frescas, más tiernas, las que tiene la planta antes de la floración, y se añaden troceadas a ensaladas, salsas, sopas y verduras. Presenta excelentes cualidades para el sistema circulatorio en general, para moderar el colesterol y reducir la presión sanguínea.
El bulbo es una parte muy activa pues, al igual que el ajo cultivado, se usa como diurético, depurativo, antiasmático, vasodilatador, …….Llegado a este punto es preciso recomendar, una vez más, la consulta de un médico ante cualquier problema de salud.
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