Es una de las plantas más comunes en los prados y bordes de caminos de toda la región asturiana. Normalmente, la zanahoria silvestre es una hierba bienal, es decir se desarrolla en dos años, en el segundo se hace más fuerte con una raíz más gruesa y dura.
Durante la primavera, de cada planta sale un tallo que puede alcanzar un metro de altura, con algunos pelos duros y esparcidos que le dan un aspecto áspero al tacto. Lleva hojas compuestas, repetidamente divididas en segmentos estrechos que acaban siendo lanceolados y muy pequeños.
Como todas las umbelíferas tienen una floración un poco tardía, en la mayoría de los casos hay que esperar hasta finales de julio o agosto para encontrarlas en su plenitud, aunque comienzan a florecer en mayo.
Las flores se agrupan en inflorescencias o umbelas compuestas de color blanco o blanco rosado con largos pedúnculos, que se van hundiendo cuando fructifican hasta formar una especie de nido.
Se origina como una especie de erizo compuesto de diminutas y débiles espinillas que se pegan al pelo de los animales o a la ropa de las personas para favorecer la diseminación.
La raíz tiene propiedades cicatrizantes, antidiarreicas y especialmente diuréticas, por eso el nombre de “yerba meona”. Es rica en vitamina C, y la forma y el sabor de las hojas son muy similares a las de la Daucus carota subsp sativa (zanahoria cultivada).
No hay comentarios:
Publicar un comentario