Al llegar febrero-marzo es relativamente fácil encontrarnos con alguna variedad de narcisos en prados, cerca de matorrales, roquedos, bordes de lugares boscosos, brezales, …….. Por suerte en Asturias podemos disfrutar de una nutrida diversidad, todos ellos con su particular atractivo.
Este Narcissus triandrus posee un pequeño bulbo subterráneo del que brotan las estrechas y largas hojas, de color verde oscuro, aunque más cortas que el tallo de donde cuelgan las flores, habitualmente en tandas de 2 ó 3, en algunas ocasiones más.
Destacan unas falsas hojas o túnicas de color marrón, fibrosas, en la zona de enlace de las flores al tallo. Las citadas flores componen un conjunto muy vistoso, con una envoltura superior formada por seis piezas o segmentos alargados, revueltos hacia atrás sobre el tubo, más largos que la corona inferior con forma de copa invertida cónica, más o menos larga.
Como todas las plantas del género Narcissus tiene seis estambres, en esta planta tres inferiores dentro de la corona y otros tres salientes, más largos que los otros. Llama la atención el pistilo con un estilo procedente del ovario, más largo que los estambres salientes.
El propio nombre científico nos indica ´triandrus`, es decir tres estambres, que son los que sobresalen y aparecen externamente, junto al citado estilo. Estos ´junquillos blancos` florecen desde principios de febrero hasta mayo-junio.
Está considerada como planta endémica del noroeste de la península ibérica, desde Navarra hasta Portugal. En Asturias es relativamente frecuente hasta los 1400-1500 m. de altitud, lamentablemente las llamativas y peculiares flores de estos narcisos duran muy poco tiempo y se deterioran fácilmente.
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