La mayoría de las plantas alóctonas e invasoras han sido introducidas como ornamentales, cultivadas para luego utilizarlas en zonas ajardinadas. En este caso estamos ante una planta resultado de la hibridación de Crocosmia aurea y Crocosmia potsii, originarias de Sudáfrica.
Introducida en Asturias a mediados de los 70 del siglo pasado, se naturalizó con mucha facilidad y con un intenso poder de expansión. Poseen fuertes estolones capaces de abarcar largas distancias generando cada poco numerosos bulbillos en rosario, siendo este tipo de reproducción vegetativa su sistema esencial de difusión.
Es una planta herbácea perenne con hojas largamente acintadas, junto a tallos delgados y derechos. Sus flores anaranjadas rojizas o amarillentas son muy llamativas pues además de la intensidad de sus colores poseen una forma muy particular, y se agrupan en inflorescencias. Florecen desde mayo-junio hasta agosto.
Los frutos son cápsulas que contienen numerosas semillas. En algunas zonas se ha convertido en una planta invasora muy nociva, colonizando humedales, riberas fluviales, cunetas, bordes de caminos, …….
Al tener una importante velocidad reproductiva desplaza y anula la vegetación autóctona de amplias zonas y espacios, produciendo un importante obstáculo en diversos ecosistemas. Está demostrado que posee unas pautas invasoras que en nuestra región son muy efectivas.
Lo que sucede con ésta y otras plantas introducidas en Asturias como ornamentales, la Crocosmia resulta vistosa y atractiva, con colores sugerentes, pero en este caso una vez que la planta se instala en un lugar, con el paso del tiempo resulta muy complicado eliminarla.
Podar la parte aérea no es concluyente, es necesario arrancar los bulbillos, una tarea que en ocasiones se hace muy compleja o irrealizable.
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